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viernes, 12 de septiembre de 2008

HISTORIA SÍSMICA DE BOGOTÁ III

PARTICULARIDADES DE LA SISMICIDAD DE BOGOTÁ

Las informaciones disponibles sobre los sismos ocurridos en Bogotá durante los últimos quinientos años dejan ver que en el patrón de sismicidad de la ciudad existen particularidades que se convierten en grandes debilidades si se pretende preparar la ciudad para futuros eventos (sin ninguna duda se podría hablar más bien de los futuros eventos pues es indiscutible que estos van a ocurrir).
Las particularidades de la sismicidad de Bogotá vienen de que la ciudad puede ser afectada por sismos lejanos y cercanos, que hay una sismicidad superficial cercana a la ciudad a la cual se ha prestado poca atención, que los efectos locales han sido importantes y que el patrón de recurrencia es muy irregular. Por otra parte un asunto de otro orden, la calidad de las construcciones de Bogotá, ha planteado interrogantes ya desde épocas remotas. Esos temas son
tratados en los párrafos que siguen.
Sismos lejanos y cercanos.
Un principio utilizado en cálculos de amenaza y aceptado generalmente, según el cual los sismos
que afectan un determinado punto de la superficie de la Tierra provienen de una distancia máxima
de doscientos kilómetros, se revela erróneo en el caso de Bogotá como en el caso de muchos otros sitios.
La zona de donde provienen los sismos que afectan cada punto del planeta es propia de cada región y la sismicidad histórica es una buena herramienta cuando se trata de definir esa zona.
En el caso de Bogotá, el registro histórico muestra que la ciudad puede sufrir daños graves por eventos muy lejanos, intermedios, cercanos y muy cercanos. Ahora bien, los daños causados por sismos lejanos o cercanos son muy diferentes, vale decir que la ciudad debe prepararse para un rango muy amplio de posibles daños. Básicamente, los sismos lejanos afectan principalmente las edificaciones altas mientras que los cercanos hacen lo mismo en las bajas.
Por otro lado en el caso de los sismos lejanos las personas tienen más posibilidades de reaccionar una vez llega la primera onda, en razón de que por efectos de la distancia las ondas (P y S principalmente) se van diferenciando. Los sismos cercanos no dan tiempo de reacción: todas las ondas llegan casi al tiempo y la dosis de energía está concentrada. En esas condiciones queda más difícil prepara a la comunidad para que reaccione en el momento en que llega el sismo; solo los expertos podrían hacerlo fácilmente.
Sismicidad superficial cercana.

El escenario de un sismo superficial cercano a Bogotá es una realidad que plantea posibles situaciones de gran severidad. Y es una realidad porque históricamente ya han ocurrido varios casos en los alrededores de la ciudad.
Los sismos superficiales se caracterizan por su gran poder destructor en una zona pequeña alrededor del epicentro. En el caso de encontrarse una ciudad como Bogotá en esa zona, los daños serían enormes. Varios casos históricos de destrucción de ciudades colombianas por sismos superficiales cercanos ilustran lo que podría suceder en Bogotá: Pamplona en 1644, Cúcuta en 1875 y Popayán en 1983. El caso extremo es el de Cúcuta, en el cual el sismo tuvo una magnitud relativamente alta y sin duda estuvo localizado a las puertas de la ciudad; la destrucción fue total y la mitad de la población pereció.
Sin embargo, un sismo de magnitud moderada (5.5 Richter o incluso menor) a menos de diez kilómetros de distancia ya puede causar daños muy graves, como sucedió en Popayán en 1983.
Los sismos de 1826 y 1966 son eventos superficiales ocurridos cerca de Bogotá, bien documentados pero poco analizados hasta ahora. Además, al lado de ellos hay un buen número de sismos superficiales que han afectado en menor grado a la ciudad, muchos de los cuales era desconocidos hasta hace pocos años de tal suerte que la lista se hace cada vez más larga y se aumenta la probabilidad de ocurrencia de ese tipo de evento. A los identificados en estudios recientes, como los de 1616, 1644 y 1814 (Espinosa, 1994b, 2003) se añaden algunos como el del 8 de agosto 1903.
Efectos locales
Se conoce como efecto local la amplificación de las ondas sísmicas en determinados lugares dentro de una región afectada por un sismo. En una zona urbana los efectos locales pueden variar
fuertemente entre puntos cercanos, incluso en pocos metros. Los efectos locales están controlados por varios factores, entre los cuales el tipo y la compactación de los suelos, la topografía y la presencia de fallas son los más importantes.
Los sismos históricos de Bogotá han mostrado que los efectos locales son importantes dentro de la ciudad. Los efectos topográficos han sido espectaculares pues sistemáticamente las capillas de Monserrate y Guadalupe, y otras construcciones situadas en sitios altos, han sufrido grandes daños en los sismos anteriores. En algunos barrios como Chapinero se ha observado daños mayores que en el resto de la ciudad en varios sismos. El estudio de microzonificación sísmica de Bogotá ha definido las zonas más susceptibles pero el tema no ha sido agotado.
Frecuencia de los sismos
Una de las más notables particularidades de la sismicidad de Bogotá está en el patrón, totalmente irregular, de la ocurrencia de sismos en la ciudad (figura 3). Se trata en realidad de un patrón aparentemente irregular; no lo sería sin duda si dispusiéramos de un registro histórico de varios miles de años. Una discusión sobre las causas de esa aparente irregularidad se encuentra en los artículos de Espinosa (1994b, 2003).
La irregularidad del patrón de ocurrencia de sismos en Bogotá ha traído grandes dificultades en el
campo de la prevención. La primera de ellas consiste en que durante largos períodos tanto la comunidad como las autoridades han olvidado el real nivel de amenaza sísmica. La ciudad está viviendo uno de esos períodos, en razón de que el último sismo destructor ocurrió hace cerca de noventa años (1917). Resulta muy difícil hacer creer a los habitantes que la sismicidad es una realidad bogotana. También resulta difícil convencer a las autoridades, cuyos períodos de gobierno son de unos pocos años, para que inviertan en la prevención de eventos que pueden tardar hasta siglos en ocurrir.
Sin embargo, esa misma irregularidad plantea escenarios graves. Si bien pueden existir largos períodos de silencio sísmico en la ciudad, también pueden ocurrir eventos en serie en pocas décadas y hasta en pocos años. La historia sísmica ya ha registrado varios de esos períodos: entre 1785 y 1827 ocurren tres grandes sismos; dos de ellos están apenas separados por un año deintervalo: 1826 y 1827.
Una de las muchas consecuencias de esa concentración de sismos en cortos períodos consiste en acumulaciones de daños; ha sucedido que los daños de un primer sismo vengan a ser agravados por los del siguiente, incluso cuando los primeros ni siquiera han sido reparados. En 1928, por ejemplo, los informes señalan que muchos daños observados en iglesias y en otros edificios habían sido provocados por el sismo de 1917, en algunos casos no se habían reparado adecuadamente y el sismo del 1 de noviembre de ese año los había agravado.
Calidad de las construcciones
Ya desde la Epoca Colonial, en particular desde el terremoto de 1785, se ha cuestionado severamente la calidad de las construcciones de Bogotá. El Aviso del Terremoto, documento que describe los efectos del sismo, discute algunos aspectos relacionados con la calidad de los edificios y las casas de habitación de la época e incluso hace las primeras recomendaciones en materia de construcciones sismoresistentes (Espinosa, en prensa).
En 1917, tras los sismos del 30 y 31 de agosto, muchos comentarios surgen en la prensa a propósito de la calidad de las construcciones de la ciudad. Curiosamente, algunos de ellos insisten en que las construcciones modernas del momento se han comportado de manera menos adecuada que las tradicionales.
A la luz de la historia sísmica de la ciudad es evidente que el tema del comportamiento de las construcciones bogotanas frente a un futuro sismo tiene aún plena vigencia y en varios aspectos y
en muchos sectores de la ciudad se puede considerar como crítico.


Fuente:
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE COLOMBIA

ACADEMIA DE CIENCIAS GEOGRÁFICAS
www.sogeocol.edu.co

ARMANDO ESPINOSA BAQUERO

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